a Yul, que me cura con su veneno.
La fe fue
vencida por el despertar,
nace una
pregunta que cuestiona a la felicidad,
me niego a ser cómplice de mi asesinato
y la cómoda
intranquilidad anuncia el acto.
Tenue relámpago
hace presencia en la sombra espesa,
el silencio
es seducido por la palabra que lo representa;
intuyendo
en la soledad una compañía incierta,
momentos de
un romance oculto entre alegría y tristeza.
El caos
desgarra el telón de la apariencia
exhibiendo
la escena impuesta,
expectándome
en la abundancia de mi grave indigencia
abandono la
desesperanzadora esperanza que me atraviesa,
mi puño
golpea una hoja de falsas letras,
presuntas
relatoras de mi destino
giro
inesperado que me coloca en el reverso de las promesas muertas,
voy
escribiendo el milagro haciendo mío el camino.
Doctor Veneno